La Columna Rota/Verónica Villalvazo
Frida Guerrera
“Es desplazado toda persona que se ha visto forzada a migrar dentro del territorio nacional abandonando su localidad de residencia o actividades económicas habituales, porque su vida, su integridad física, su seguridad o libertad personales han sido vulneradas o se encuentran directamente amenazadas, con ocasión de cualquiera de las siguientes situaciones: conflicto armado interno, disturbios y tensiones interiores, violencia generalizada, violaciones masivas de los derechos humanos, infracciones al Derecho Internacional Humanitario u otras circunstancias emanadas de las situaciones anteriores que puedan alterar o alteren drásticamente el orden público”. (http://www.disaster-info.net/desplazados/informes/…).
Pareciera que ni ellos mismos dimensionan que son desplazados; la mayoría de la gente que salió de San Juan Copala lo hizo primeramente con la intención de romper un cerco paramilitar, el que nadie nos habíamos atrevido a voltear a ver, aun después del asesinato de ocho personas en San Miguel Copala, en febrero de este año; a pesar del dolor, muchos ojos voltearon a ver la situación actual después de los asesinatos de dos observadores de derechos humanos, la mexicana Betty Cariño y el finlandés Jyri Jaakkola; lamentablemente esa fue la puerta que abrió lo que estaba sucediendo en San Juan Copala, a pesar de que para muchos sigue siendo descalificado como “ahí se matan siempre, son triquis”.
Hoy la sensación que los hombres y mujeres de San Juan Copala, que salieron bajo fuertes balaceras, es de ahogamiento en la desesperación, esa es la lectura que dan; el próximo lunes cumplen 60 días que las mujeres llegaron a instalarse al zócalo de Oaxaca, hoy viven entre 70 y 80 personas en los pasillos del ex palacio de gobierno de Oaxaca, el lugar donde Ulises Ruiz dijo que no habría más marchas ni plantones, tanto lo dijo que en efecto descalifica a los desplazados y no se ve el más mínimo interés en solucionar el conflicto; dirían “no pasa nada en Copala, todo está bien”.
Y sí, seguramente eso es lo que va a encontrar la comisión de paz que se formo en abril en la Cámara de Diputados federal, la cual ni siquiera los autónomos conocían que existía, la cual ni siquiera se ha atrevido a venir a ver a Oaxaca, ya no en San Juan Copala, a los desplazados.
En San Juan Copala ya no hay quienes estorben a los grupos paramilitares que tuvieron azorada a la población; aquellos que por un altavoz les hacían saber desde el 13 de septiembre que si no se iban los iban a matar; luego finalmente el 17 de septiembre dieron el último aviso, Si Miguel Velasco no se iba lo iban a colgar frente a la iglesia para dar un escarmiento al resto de los autónomos.
Si dicha comisión viaja a San Juan Copala encontrará que todo está bien como dice Ulises; sí, está bien para el grupo paramilitar que tomó el municipio y para quienes simpatizan con ellos por miedo o por necesidad, después del llamado que hiciera Mauro Vázquez, agente municipal reconocido por el gobierno estatal y también identificado por algunas de las heridas como ser quien les disparaba, y que descaradamente hace un el llamado en video para que quienes quisieran regresar a San Juan Copala lo hicieran sin “miedo”, y sí inició la toma de casas de gente identificada por los desplazados de San Juan Copala, como gente de Rastrojo MULT y Ubisort.
Lamentablemente para los desplazados, aquellos que el gobierno estatal no acepta que existen, aquellos que seguramente los diputados Heliodoro Díaz Escárraga, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Sofía Castro Ríos (PRI), Javier Corral Jurado (PAN), Juanita Arcelia Cruz Cruz (PRD), Florentina Rosario Morales (PRD), Alejandro Carabias Icaza (PVEM), José Gerardo Fernández Noroña (PT), Elsa María Martínez Peña (Nueva Alianza) y María Guadalupe García Almanza (Convergencia), a la cual también pertenecía el fallecido Guillermo Zavaleta Rojas, no conocen.
Ni siquiera conocen que la situación para los desplazados que NO viven en San Juan Copala ya no son igual; despojados, arrancados de sus vidas, hoy duermen en un lugar que no es el suyo, hoy no hacen nada más que esperar para poder reunirse todos en Oaxaca y entonces esperar a ver qué es lo que va a pasar con ellos y sus vidas.
Hace unos días por un comunicado de prensa Reina Martínez Flores, representante de los desplazad@s de San Juan Copala, lamentó no poder ayudar a los damnificados pero de corazón están con ellos, aun con el dolor de la zozobra, del no saber qué pasará, conocen la empatía por el dolor de los damnificados, dando con esto muestra de coherencia, de amor, aunque ellos no reciban más que descalificaciones y miradas de la mayoría de la sociedad oaxaqueña de desprecio o tal vez miradas de algunos oportunistas de sacar dinero en nombre de ell@s
Hoy no tienen nada, hoy solo son sombras en los fríos pasillos del ex palacio de gobierno.
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